Hacer fotografías de un alto impacto visual pareciera necesariamente ir acompañado de estar en un lugar con cualidades especiales. Se han masificado en poco tiempo las agencias especializadas que organizan viajes tentadores a otros países.

Es así como Islandia, Costa Rica, la India o África, por mencionar algunos destinos, están al alcance de un par de dólares o euros. Es cierto, decir que están al alcance en realidad no es tan cierto, tampoco que bastan un par de billetes.

Lo que sí es verdad es que la oferta abunda, y las agencias dedicadas a este negocio también.

Algo parecido ha ocurrido con los viajes internos también. Torres del Paine, el destino por excelencia en Chile para hacer fotografía. San Pedro de Atacama tampoco se queda atrás.

He seguido con interés el desarrollo de este mercado. Seamos sinceros, también me gustaría estar en Islandia disfrutando de esos paisajes sacados de libros de fantasía. También me gustaría presenciar el amanecer sobre los cuernos de Paine junto a un buen primer plano para tener una de esas fotos que te dejan sin aliento.

Por alguna razón, o razones, no lo he hecho. El bolsillo es una de ellas. Pero soy un apasionado y cuando quiero algo sé que me la jugaré por conseguirlo. Y no lo he hecho. ¿Por qué?

 

EL MEJOR LUGAR PARA HACER FOTOGRAFÍA

Mientras más he estudiado fotografía, leyendo libros, artículos o videos, me he vuelto exigente con mi tarjeta de memoria. Espero en ella siempre encontrar imágenes que me llenen el paladar. Y se vuelve difícil.

He visto tantas fotos que bordean la perfección en Islandia, tomadas por profesionales con años de experiencia, que me asusta un poco estar ahí. He visto tantos colores imposibles sobre las Torres del Paine, que tengo miedo de que en mi paleta no me de la mezcla.

Mi primera interrogante suele ser: ¿Qué podría aportar yo con mis imágenes en lugares en donde pareciera que se han hecho todas las fotos que se puede?

Sí. De seguro fotógrafos como el creativo Fernando Puche no me perdonaría decir esto. Siempre hay cosas nuevas por hacer. Y estoy de acuerdo.

Quizás el real problema es que no me seduce demasiado ir por esas cosas nuevas. Alguien dijo alguna vez que las mejores fotografías estaban cerca de casa. Creo que fue José Benito Ruiz, fotógrafo español que considero mi inspiración.

El hecho es que me lo tomé en serio. Cuando partí con mi cámara, empecé a retratar el paisaje cercano a mi casa: el Valle del Elqui desde las montañas. Cada cumbre que alcanzaba, ofrecía una perspectiva diferente del entorno. Al compartirlas por redes sociales, me di cuenta de que la misma gente de esta tierra reaccionaba con sorpresa. 10, 20 o 30 años viviendo en el mismo lugar y nunca habían visto el paisaje desde ese ángulo.

No sabían que había una laguna escondida. Una terma natural. Un cerro de increíbles colores. Un glaciar, un humedal, una cueva, una cascada, una formación rocosa con cierta forma particular. En fin. No conocían su propio territorio.

Descubrí entonces una motivación extra en mi trabajo. Mis fotos no sólo servían como una "bonita postal", sino que también construían realidad, ayudaban a difundir la belleza de mi propia tierra y, por añadidura, ayudaba a la conservación del entorno. Conocer para proteger.

Esas mismas termas, lagunas o cascadas, hoy viven bajo constante amenaza de desaparecer por acción humana. Mis fotografías entonces empiezan a tener un valor diferente para mi. Son testimonios de un territorio que nos están arrebatando o que estamos destruyendo. Un espacio que quizás las próximas generaciones no sabrán que existió, o al cual ya no tendrán acceso.

Todo esto me ha llevado a entender, con el paso de los años, que el mejor lugar para hacer fotografía es mucho más que un paisaje bonito o un territorio exótico. Hoy entiendo el mejor lugar para hacer fotografía como el lugar que te inspira algo, que hace que tus fotos se hagan con un amor y una pasión que se transmita y que las doten de un valor mayor al simplemente estético.

Y yo amo mi tierra. Y la fotografía me da la oportunidad de devolverle ese amor, desde mi humilde trinchera, ayudando a conservarla, protegerla y defenderla.

En ella, cerca de casa como decía José Benito Ruiz, he encontrado el mejor lugar para hacer fotografía.